El calor provoca que aumenten las bacterias y la boca es uno de los lugares más sensibles. Al ser el lugar por donde primero pasan los alimentos, las bacterias pueden actuar en la boca y por eso son frecuentes enfermedades tales como caries, aftas o gingivitis.
La relajación y el cambio de hábitos hace que, sin darnos cuenta, ayudemos a la aparición de determinadas patologías bucodentales. Por ejemplo, es común que, en verano, si salimos a comer o a cenar fuera no nos lavemos los dientes, con lo que pueden aparecer las temidas caries. También pasamos más tiempo fuera de casa y abusamos, como hemos mencionado anteriormente de los helados o refrescos. El hecho de que no tengamos a mano el lugar y las herramientas para mantener la higiene dental cotidiana no debería ser un impedimento para concienciarnos de la importancia de este gesto.
La deshidratación es otro de los factores determinantes para que aparezcan los problemas bucodentales. Una persona deshidratada pierde la capacidad de salivación y con ella, su labor desinfectante, por eso es posible que aparezcan procesos de gingivitis o periodontitis, o incluso una infección por hongos.
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